Diciembre. No puede ser que ya casi sea
Navidad. Parecería que la temporada navideña ahora comienza un día
después de Día de Muertos. Las tiendas son una explosión de nochebuenas,
pinos y coronas. Son mediados de diciembre y tengo que ir a comprar el regalo para estas navidades ¿Qué me irá a tocar este año? ¿Una sartén? ¿Un suéter que no
me va a quedar? ¡Otro marco de
fotos! Con suerte me toca una vela que no apeste a calabaza. Mejor no me
hago ilusiones. Me voy a dormir, mañana compro el regalo.
En vez de estar pensando en regalos,
debería estar ponderando el significado de la navidad; la celebración
del legado de Cristo. La importancia de dar, más que de recibir. La
navidad no debe ser un día, debe ser una filosofía de vida. Por supuesto
que dar regalos es una demostración de afecto hacia nuestros seres
queridos, pero no sólo de eso se trata. Soy una grinch
pero es que no tengo tiempo. Estoy hasta el cepillo de cosas que hacer
con tanta actividad navideña. Quiero dar, pero más tarde, cuando no
esté tan ocupada. ¡Tengo que comprar ese regalo!
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