Quisiera que Navidad fuese un día más.
Todos los bondadosos deseos que
intercambiamos estos días, las muestras de afecto, la sensibilidad de
corazón y las iniciativas solidarias, son fruto de la Navidad.
Pareciera que, pasados estos días, volviéramos a la acritud, a la indiferencia, a la insensibilidad, al egoísmo, al estrés…
Quisiera que Navidad fuese un día más.
Navidad,que significa
“natividad de Nuestro Señor Jesucristo”, un Jesús que se hace hombre
para acortar distancias con los hombres, todos hijos de Dios, todos
hermanos en Cristo, todos llamados a vivir y a morir…
Navidad es ese grito de esperanza que resuena en las entrañas de la tierra y nos invita a quitarnos las sandalias ante la tierra sagrada del otro.
Y sin embargo, yo quisiera que Navidad
fuese un día más, de tal modo, que el amor de Dios nos envolviese todos
los días del año, y que sus ternuras nos impulsasen cada día a vivir y a
pensar en los demás con la misma intensidad de esta fiesta sagrada que
celebra que Dios ha nacido.
Quisiera que Navidad fuese un día más, o dicho de otro modo, quisiera que todos los días fuesen Navidad.
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